domingo, 3 de julio de 2011

Si no puedo hacer música con mis dedos y mi voz, deja que la haga con mi ser.
Deja que cada nota se derrame en una lagrima y mientras se destilan mis ideas que suene la melodía que guardo dentro de mí.
Deja que me pierda en medio de los saltos de tiempo.
Que me confundan las arritmias, los bemoles; y cada una de mis influencias predecibles, de mis decisiones tomadas al azar.

Escuchando música... recordando la textura de las cuerdas bajo mis dedos, la fuerza necesaria para los sonidos exactos y cada cosa que dije mientras solo había silencio...

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